(…) Pero el caso que me ha llegado al corazón es que, al aplicar a todo el contenido del diccionario este mismo sistema, estilo apisonadora, se ha degenerado en absurdos como que la «bisectriz», como sustantivo, ahora figura en la entrada «bisector, triz». ¡Señoros de la Academia, «bisector» es un adjetivo que no se ha usado jamás en castellano! ¡Se lo han inventado directamente para subordinar «bisectriz» a un masculino! Es un afán claro por masculinizar más aún el diccionario, en respuesta a quienes reclaman lenguaje inclusivo. ¿Que no te gustan las lentejas? Pues toma dos platos.
Se podría contraargumentar que esta lógica se está aplicando a todos los sustantivos, sean masculinos o femeninos. Sí, pero ocurre lo siguiente: en el caso de sustantivos masculinos, siguen estando en una entrada masculina, no se está borrando un género gramatical como sí se hace al subordinar un sustantivo femenino a un adjetivo masculino.
Si el objetivo es racionalizar el número de entradas (no veo por qué, ahora que el diccionario es digital, pero en fin), también se podría haber optado por lo contrario, que sería más lógico desde el punto de vista lingüístico: incluir los adjetivos en la entrada del sustantivo con el que están relacionados semánticamente. Pues el sustantivo es el núcleo del significado. De hecho, la definición de muchos de estos adjetivos es así: «Matemático, ca: Perteneciente o relativo a las matemáticas». Sin embargo, la «matemática» está incluida en la entrada del adjetivo y no al revés. ¡Absurdo! Claro, de la otra forma habría que incluir muchos adjetivos (masc. y fem.) bajo la entrada de sustantivos femeninos, es decir, subordinar adjetivos masculinos a la entrada de un sustantivo femenino. ¡Ah, por ahí no pasan los señoros de la Academia! Aunque carezca de lógica lingüística, prefieren hacer lo contrario.
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