La mugre nacional no veranea, no se va de vacaciones. Como estamos en época de no fiestas, sin vacas y poca cohetería, la gallera del Congreso se traslada una vez más, con acompañamiento de trompetería y bombos mediáticos, a los tribunales para animar la plaza. No hay baile, pero hay navajazos.
Esta vez no se trata del negocio del miedo, es decir, de los okupas a los que hay que desalojar a patadas, sino de las cuentas de Podemos. La acusación pública contra el partido de Iglesias la promueve, entre otros, el Partido Popular, pringado hasta las cachas en múltiples corrupciones, que lo señalan como la formación política más corrupta de la Unión Europea, sin duda. Han olvidado la Gürtel, los papeles de Bárcenas y no han encontrado a M. Rajoy por ningún lado (enumerar todos los casos sería excesivo). Quien ha echado a rodar la acusación es Calvente, un…
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